viernes, 8 de enero de 2016

TRASTORNO MENTAL








Las personas que tienen una enfermedad mental se enfrentan a muchas formas de discriminación, desprecio y rechazo social. Rechazo que genera un gran sufrimiento, en ocasiones mayor que el derivado de los propios síntomas de la enfermedad. La visión de la sociedad está influida por una serie de mitos, estereotipos y creencias erróneas que se transmiten desde hace siglos y configuran la imagen social de este colectivo, limitada a algunas características concretas y negativas que se asocian a todas las personas que lo forman. Es lo que se denominamos el estigma de la enfermedad mental.




Existe también evidencia de que si la sociedad percibe a las personas con enfermedad mental como peligrosas y/o incapaces de cuidar de sí mismas, las políticas y la legislación derivadas de esas creencias tienden hacia el control y la contención en vez de hacerlo hacia la recuperación y la vida en la comunidad. Asimismo existe el peligro de que parte de esas decisiones gubernamentales se basen en las creencias erróneas aceptadas socialmente como válidas. Algunas investigaciones han comprobado que el tratamiento negativo de las personas con enfermedad mental en los medios tiene un impacto directo en los propios pacientes con trastornos mentales, socavando su autoestima e impidiendo la confianza en un proceso de recuperación.



En el documental “Las mil y una caras de la locura”, hablan las personas enfermas. Su deseo es estar sanas, equilibradas y que no los traten como locos, que no tengan prejuicios o discriminación hacia ellos…El estigma es una barrera relevante para la atención y la integración social de las personas afectadas por esta enfermedad y eso ellos lo notan, lo sienten, lo perciben…

La introducción de fármacos antipsicóticos y la disminución de los efectos secundarios ha hecho que las estancias en los centros u hospitales mentales se hayan vuelto más cortas. Así, las personas enfermas podrían pasar más tiempo con los suyos y poder vivir situaciones "normales", ya que no son personas agresivas y "SÍ" pueden vivir en sociedad.










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